Llegué a ser investigador porque la
directora del Centro de Expresión Artística donde trabajé por primera vez en
Colombia, nos exigía a los profesores llevar diario de campo, articulado a un
proyecto pedagógico anual. Enseguida empecé a trabajar en una universidad que
estaba interesada en la investigación sobre la pedagogía de los profesores.
Luego, empecé a estudiar la maestría que interfiriera lo menor posible con el
trabajo. Estudié los fines de semana, durante dos años. En la maestría hice una
investigación con una maestra, Rosaura y, fue premiada y me dio paso a una beca
al doctorado. En el doctorado comprendí que la investigación es hacerse de una
postura para admitir un mundo ordenado con la estructura del lenguaje.
Investigar, entonces, es trabajar para ser escogido por una teoría. Investigar
es hallarnos en el mundo que, puede demostrarse en unas formas que aprovechen
un orden para anticipar escenarios posibles.
Para los que empiezan a investigar,
les advierto, así como le advirtió el dintel de una puerta a Virgilio y a
Dante, hay que aprender el trabajo de la paciencia porque no hay atajos. La
investigación es excitante cuando nos conquista, mientras, es aburrida,
frustrante, e incluso, muchas veces en vano. Y en nuestros países, la
investigación en educación no tiene un significativo apoyo de recursos. La
investigación en educación cuenta con poco reconocimiento social, en una
sociedad donde muchos creen saber enseñar, por cuanto enseñan. La educación
siempre ha estado desfinanciada porque sus resultados aparecen en un plazo
superior a los políticos. No obstante, el maestro ha seguido existiendo,
forjando generaciones y naciones. Si nos atenemos a la procedencia del término
investigar, existen un sólo tipo de investigación, hacerse de un lugar privilegiado
para demostrar el festival de la vida.
En el prólogo del libro El
oficio de científico, Pierre Bourdieu ensaya la posible influencia de la
financiación en la investigación, la concesión la llama. La financiación es
externa a la investigación, responde a otro mecanismo. La influencia de los
recursos financieros ejerce presión sobre un campo de producción simbólica que
valora, con alta estima, los objetos abstractos formales. La producción
simbólica en la investigación responde directamente a presiones, con unos
juicios profundamente diferenciables de los juicios financieros. La educación
pública en la universidad pública dispone lo necesario para que la
investigación quede despojada de las presiones financieras que condicionarían
siempre, la pluralidad y el desinterés de la investigación. La investigación es
conducida por la necesidad exhaustiva del curso de los algoritmos.
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